a cambio de unas monedas que el rapidamente sacó de su bolsillo por temor a la maldición gitana me he llevado dos claveles cargaditos de proyectos...
y la mirada del embrujo gitano.
Ese embrujo no se compra, no se vende, ni siquiera se entrega, existe y si mantienes los ojos bien abiertos en un instante tienes la suerte de que se instale en tus ojos.
Y te sabes hechizada, y sonries, porque sabes que aun puedes ver la magia en los ojos de una gitana.
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